Conferencia «Las galeras de Lepanto» dentro del Ciclo de conferencias «Efemérides históricas»

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Las galeras de Lepanto

Las galeras, protagonistas de la batalla de Lepanto que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571, son unos barcos muy desconocidos. La gente sabe que eran barcos muy largos, estrechos, de poco calado y con remos. Pero: ¿cómo eran realmente?, ¿cuales eran sus características?, ¿qué gente navegaba en ellos?, ¿cómo era la vida a bordo?… De estas y otras cosas habla la presente conferencia.

Los barcos con forma de galeras ya existían en la antigüedad. Hubo galeras asirias, egipcias, fenicias, cretenses, etruscas, griegas, persas, cartaginesas, romanas…, con una fila de remos por banda, aunque también las hubo con dos filas o birremes, tres filas o trirremes, e incluso más. Todas ellas con velas cuadras y espadillas para el gobierno.

En la Edad Media estaban las naves vikingas. Y andando el tiempo se llegó a las galeras de la segunda del siglo XVI; las de Lepanto, que son las que aquí interesan. Eran barcos de remos y velas. Los remos los hacían independientes de viento, y las velas eran solo utilizadas en lo tránsitos. Y eran barcos muy parecidos a los de los años y siglos anteriores, con cuatro diferencias fundamentales: en lugar de espadillas llevaban timón de codaste; en lugar de velas cuadras las llevaban triangulares o latinas; tenían una solo fila de remos por banda; y en su armamento incorporaban la artillería. Sus bandas, en lugar de llamarse estribor y babor, se llamaban diestra o derecha y siniestra o izquierda respectivamente.

En la Armada española, su época dorada fue el siglo XVI, aunque siguieron existiendo en el XVIII, hasta que en 1773 causaron baja las 4 últimas. La Armada intentó recuperar el arma de galeras, y en 1785 compró dos a Malta y construyó otras dos. Pero era una tecnología desfasada, empezaba la revolución industrial, no había remeros o galeotes, en 1802 aquellas galeras eran pontones y causaron baja en 1805. En otros países también causaron baja en los siglos XVIII o XIX. Y desaparecieron de la faz de los mares. Se extinguieron, como se extinguieron hace muchos, muchos años, los dinosaurios, y hoy se sabe muy poco de las galeras, a pesar de haber sido los barcos de más larga permanencia en la historia.

En el siglo XVI contaban con una fila de remos por banda, con dos sistemas: a la sensile, cuando cada remero de la misma bancada tenía su propio remo; y a la galocha, cuando todos les remeros de la misma bancada tenían un solo remo. El cambio de un sistema a otro se produjo alrededor del 1560. Según sus tamaños, las galeras podían tener de 25 a 30 remos por banda, y de 3 a 6 remeros por remo. A vela no pasaban de 8 nudos, y a remos podían navegar a 6 nudos durante 30 minutos como máximo.

Armaban hasta cinco piezas de artillería pesada de avancarga fijas a proa: un cañón al centro, y dos culebrinas o una culebrina y un pedrero a cada banda. Para apuntarlos en orientación había que orientar la galera. La elevación se variaba con calzos bajo las cureñas. Su alcance máximo podía ser de 1.500 a 2.000 metros, pero el efectivo andaba por 100. También montaban artillería secundaria como falconetes, y llevaban armas de fuego portátiles, como arcabuces, pistolas, etc. Contaban además con armas blancas como sables o espadas; arrojadizas, como flechas, virotes, lanzas, etc.; y defensivas, como petos, espaldares, cascos, etc.

De proa a popa contaban con los siguientes espacios y elementos: espolón para las embestidas y abordajes; tamboreta o cubierta de proa; corulla para alojar los cañones y elementos de fondeo; arrumbada sobre la corulla, para hacer un bastión de combate; cubierta de boga, con la cámara de boga y las bancadas para los remeros, con el bote o esquife arranchado a la diestra, y el fogón para cocinar a la siniestra; espalda con un portalón a cada banda; carroza o cámara del consejo; y timón de codaste.

La dotación contaba con: capitán, que mandaba la galera; gente de cabo, formada por gente de mar par marinar el barco, y gente de guerra formada por la Infantería; y gente de remo, chusma o galeotes, formada por esclavos, forzados o penados por la justica, y buenas boyas, que eran voluntarios con derecho a ración y un pequeño sueldo. Como ejemplo, una galera ordinaria de 1568 llevaba 254 hombres a bordo: 90 de cabo (50 de mar y 40 de guerra); y 164 de remo. Como se ve, los más numerosos eran los remeros.

La vida en una galera se caracterizaba por el hacinamiento y la falta de higiene, con 250 a 300 hombres en un espacio muy reducido. Lo remeros iban encadenados a sus bancos, donde vivían, sudaban, dormían, comían y descomían, por lo que el mal olor era una constante a bordo, que en la carroza se trataba de mitigar con perfumes, colonias y hierbas olorosas. Las enfermedades contagiosas podían ser desastrosas. La dieta de los galeotes consistía en bizcocho, agua, habas, arroz, aceite y sal. El resto tenía la misma dieta reforzada con carne, tocino, pescado, queso, garbanzos y vino. La vida era muy difícil incómoda, y entre la gente de cabo podían surgir discusiones por cualquier nimiedad, que podían terminar en duelo si el mando no intervenía a tiempo. Como rezaba un viejo dicho: “La vida en la galera, dela Dios a quien la quiera”.

El combate comenzaba con la voz “¡Al arma!”, de donde viene la palabra “alarma”. La gente acudía a sus puestos de combate. Se preparaban las armas. Se mojaban las estructuras y se repartían cubos de agua para combatir incendios. Los barcos o las escuadras, dentro de lo posible trataban de ganar una posición de ventaja a barlovento, a barlocorriente, con el sol de espaldas, y con la proa hacia la amura del contrario.

Los combates tenían dos fases: a distancia o artillero, y embestida, abordaje y cuerpo a cuerpo, en el que la gente luchaba como la infantería en tierra, pero lo hacían en espacios muy constreñidos, sobre plataformas inestables, y donde, además de por un disparo, un flecha o un sablazo, la gente podía morir ahogada.